viernes, 10 de mayo de 2013

Propiedades Curativas del Aloe Vera







Propiedades curativas del Aloe Vera 

El Aloe Vera es una planta herbácea y perenne, de hojas grandes, alargadas y suculentas, cóncavas y planas en la parte superior, y convexas en la inferior, generalmente dentadas y espinosas y su color varía de gris a verde claro. Pertenece a una familia de más de 200 especies que crecen en las laderas soleadas, normalmente en lugares rocosos o pedregosos de África, Europa, América, Madagascar y en algunos lugares de Asia.

El Aloe Vera, tiene dos enemigos naturales a tener en cuenta: el exceso de agua y el frío por debajo de 10ºC. Por otro lado, es una planta muy resistente a la plagas y a la falta de agua.

Cómo se planta el Aloe Vera

El Aloe Vera  es conveniente plantarla en lugares resguardados con mucha luz, pero que preferiblemente no esté expuesta de forma directa, para evitar las malas condiciones climáticas.

El terreno tiene que ser arenoso, aunque no es una condición imprescindible, ya que también crece en óptimas condiciones en tierras volcánicas. Lo que sí es muy importante es que el terreno tenga un buen drenaje y sea ligeramente ácido.

La siembra debe realizarse dejando una distancia de dos metros entre una planta y otra, ya que el aloe echa grandes raíces y pueden llegar a enredarse unas con otras, quitándose así los recursos naturales o fusionarse hasta convertirse en marañas de matas que se ahogan entre sí. La reproducción es por estolones, siendo el otoño la mejor época del año para llevar a cabo este proceso. Nunca debe realizarse en invierno.

El riego no es un elemento imprescindible, gracias a su gran resistencia a la falta de agua. Aun así, es recomendable regarla con poca agua, lo que nos permitirá dos recolectas anuales. En caso contrario, sólo podemos cortar hojas una vez al año.

Cómo se planta el Aloe Vera  en una maceta

Para su cultivo en casa, es mejor hacerlo en maceta de barro en vez de plástico. Este lo llenaremos con tierra normal de jardín con un 50% de turba, a partes iguales.

En el fondo pondremos un drenaje de dos dedos de grava. Se cubrirá la planta hasta el nacimiento de las hojas, esperando un par de semanas, para empezar su riego, así dará tiempo a cicatrizar sus heridas durante el trasplante. Situar la planta en lugar soleado y cálido, donde tenga mucha luz de sol. En el invierno, la protegeremos del frío.

De la primera semilla que brota de la flor saldrá una planta madre, de cuya raíz nos pueden salir otras plantas de aloe consideradas sus hijos.

Cuando los hijos que le nacen alrededor tengan una altura de cuatro dedos se han de separar de la planta adulta para ser replantados a la distancia pertinente, de forma individual. Lo podemos hacer de dos maneras:

Hurgando con los dedos, hasta encontrar su unión de madre e hijo, y la otra, sacándola totalmente de la maceta, separándola de la madre con más precisión y con todas sus raíces, aprovechando así, para recortar las raíces de la planta madre, si es que las tiene demasiado largas, y añadiendo abono vegetal orgánico en la tierra al plantarlo de nuevo.

Hay que recordar, que no se puede regar durante las dos primeras semanas después de su trasplante. Cuando nacen los hijos y los trasplantamos, se dejan secar las heridas durante un par de semanas, sin exponerlos al sol directamente, pudiendo plantarlos individualmente en maceta.

Hay muchos tipos de Aloe que no deben mezclarse, porque se corre el riesgo de polinizar unas plantas con otras, creando híbridos que desvirtúan las características del aloe. Para evitarlo, la mejor opción es cortar la vara de la flor a media altura, por debajo de donde están las flores, antes de que se abran. El resto de la vara lo sacaremos fácilmente, cuando ésta quede seca.

Todas las plantas de Aloe tienen propiedades curativas que se manifiestan cuando la planta llega a la edad adulta, hecho que sucede a los tres años aproximadamente desde que han hecho la flor.

Usos del Aloe Vera

La forma más común de empleo del aloe es de uso externo, mediante geles y cremas. La savia de sus hojas se usa para tratar inflamaciones externas, quemaduras, cortes y heridas, picaduras de insectos, llagas, dolores musculares o reumáticos.

Contrarresta la acción de las bacterias dérmicas.

Disuelve los depósitos grasos que obstruyen los poros.

Destruye las células muertas, permitiendo su eliminación, y regula el pH en las tres capas de la piel (epidermis, dermis e hipodermis).

Protege y regenera la dermis, ejerciendo sobre la piel una profunda acción bactericida, humectante y de limpieza.

Funciones antiséptica y cicatrizante, ya que con sus nutrientes naturales ayudan a la regeneración de las células de todas las capas de la piel.

Anti-inflamatorio, analgésico, antiviral, antitóxico.

Hidrata en profundidad y es muy útil en pieles sensibles y estropeadas.

En el acné juvenil, elimina la infección de los poros.

Por su acción anti-inflamatoria y analgésica, es ideal para su utilización local en articulaciones en proceso inflamatorio; así como artritis, reumatismo y dolor muscular.

Se puede utilizar como tratamiento del cabello por sus agentes nutritivos, ya que proporciona suavidad, resistencia y flexibilidad.

Contribuye a alisar las arrugas, reducir el tamaño de los poros y es excelente como filtro solar, al proteger de sus efectos nocivos.

Ayuda a prevenir las quemaduras solares y también es muy efectiva para aliviar la piel que ha estado mucho tiempo expuesta al sol.

Se reducen las manchas oscuras de la piel y soriasis aplicando tres veces al día durante varios meses. Los resultados no son rápidos, pero sí definitivos.

Es un estimulante biogénico que activa y vivifica las células de la piel.

Excelente para cuidados del cutis (arrugas, tonalidad, textura, etc.). Su uso tonifica los tejidos flojos, las arrugas se suavizan y tienden a desaparecer.

El gel del Aloe Vera  tiene propiedades antibióticas, astringentes, anticoagulantes, y estimula el tejido colágeno para su cicatrización.

Para obtener el gel, elegir una planta que no haya recibido agua durante 5 días antes y realizar el corte a la noche o a la mañana temprano.

Aplicar la hoja de Aloe Vera  cortada directamente sobre las quemaduras, las heridas, las infecciones por hongos y las picaduras de insectos. Corte los bordes de la parte de la hoja de aloe que vaya a utilizar en este momento, a fin de eliminar las espinas. Seguidamente parta la hoja longitudinalmente por la mitad y presiónela contra la zona lesionada, manteniéndola allí durante unos minutos. El gel cura y cicatriza.

En la utilización externa se ha observado que los efectos son mucho más rápidos y contundentes cuando se aplica un trozo de hoja sobre la zona afectada, con la pulpa en contacto con la piel pero sin desprenderla de la corteza. Para mantenerla en su lugar se puede utilizar una venda o esparadrapo.

Cuando por las características de la lesión a tratar no sea posible mantener la corteza, se podrá extraer la pulpa con una cuchara, machacándola o moliéndola seguidamente para facilitar su aplicación. Antes de aplicar la pulpa es muy importante lavar bien la zona de la piel en la que se va a utilizar -sobre todo en las heridas y quemaduras- pues de lo contrario podría introducir en el cuerpo la suciedad, las impurezas e incluso las bacterias y microbios acumulados sobre la piel. Las aplicaciones se pueden repetir cada hora, lavando siempre la piel antes de cada nueva aplicación.

En las quemaduras es importante recordar que cuanto antes se atiendan más rápida será su cura y menores las cicatrices. Se deberá aplicar generosamente pulpa de Aloe Vera  machacada varias veces al día.

En caso de quemaduras de cierta importancia es conveniente refrescar la zona afectada con agua corriente durante 15 o 20 minutos. De este modo se logra bajar la temperatura de la piel, impidiendo que siga quemándose por sí sola. Esta simple medida, junto a la siguiente aplicación del Aloe Vera, hará que la curación sea rápida y completa.

Para evitar las quemaduras de sol es conveniente aplicarse una buena crema de aloe al menos 20 minutos antes de exponerse a los rayos solares y, como siempre, asegúrese de que dicha crema contiene realmente un buen porcentaje de Aloe Vera.

En algunas ocasiones el uso externo de la pulpa de Aloe Vera  puede resecar la piel excesivamente, lo cual podría resultar contraproducente en caso de ciertas enfermedades cutáneas. Para solucionar este problema se puede mezclar con aceite de oliva o de almendras dulces.

Cuando la pulpa del Aloe Vera  vaya a ser consumida vía oral, habrá de separarse la corteza con una cuchara, o bien se pelará la hoja con el cuchillo cortando seguidamente la pulpa en cubos, con cuidado de que no queden trozos de corteza para evitar su sabor amargo, aunque el sabor de la pulpa no es desagradable. Hay quienes prefieren molerla en una licuadora y tomarla mezclada con zumos de fruta o en forma de jarabes con miel, mientras que otros la toman en ensalada o directamente mordiendo la hoja recién pelada.

En los casos de problemas bucales, llagas, heridas por extracciones, gingivitis o estomatitis, se molerá la pulpa, manteniendo el gel en la boca todo el tiempo que sea posible y procurando que permanezca en contacto con la zona afectada.
 


Para conservar la hoja de Aloe Vera  se molerá inmediatamente después de pelada, guardándola después en el frigorífico. De este modo conserva sus cualidades medicinales por lo menos durante dos semanas. En caso de que su color se hiciera más obscuro ello indicaría que el proceso de oxidación ha comenzado ya, por lo cual se deberá desechar.
 

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